· El misterio de la libélula ·

Más leche que café. No prefiero los días nublados pero aún así salgo sin paraguas. Adicción por las tazas, bay biscuits, frazadas e Invierno.

Home Archive for 2015
Desplegó sus alas porque ya no se sentía presa. Miró con detenimiento a su alrededor y ya no habían cadenas que la sostuvieran de aquella prisión en la que se encontraba metida.
Era difícil poder erguirse nuevamente, hacía un tiempo ya que había olvidado que tenía sus extremidades y el impedimento de usarlas hacía que sus movimientos fueran torpes, brutos.
Saltó al borde de la ventana y observó la noche oscura: lograba distinguir con un poco de dificultad que a lo lejos de aquella habitación, había un bosque con una arboleda inmensa. El fresco le pegaba en su cara. Luna llena, noche estrellada.
“Nada puede salir mal. Es tal cual lo recuerdo. Sólo tengo que volar”.
De repente, una serie de miedos empezaron a invadirla.

“¿Qué pasa si al tratar de volar caigo a las penumbras?”.
“¿Y si estando allá afuera, me sucede algo?, creo que estaré mejor aquí, en esta habitación con éstas cadenas. Sé que no es lo mejor, pero de alguna manera ya me siento contenida”
“¿Estoy dispuesta a seguir perdiéndome el viento en mi cara, la arboleda oscura y las noches estrelladas?”.

No. No lo estaba.
Tomó coraje, aferró fuerte sus garras al borde de aquella ventana de esa habitación y miró hacia adelante. Hacía frío y la noche estaba clara y llena de estrellas.

Desplegó sus alas porque ya no se sentía presa y voló. Sin mirar para atrás.

De repente, la canción volvió a sonar. Subió el volumen y comenzó a bailar nuevamente.

Le encantaba creerse un pájaro y, que con su sutileza y libertad, podía volar.
Solía tener un padre que siempre estaba ahí, con una actitud pasiva con respecto a nosotros. No demostraba ni un pequeño atisbo de importancia. Era una figura inquebrantable, capaz de soportar mil Inviernos y que no tenía ninguna necesidad de empezar a derretirse.

Solía tener un padre al cual me daba miedo dirigirme, miedo de pedirle que me vaya a buscar o de que pasase por mi para no tener que sucumbir ante sus constantes negativas.

Solía tener un padre que sus palabras herían más que mil dagas juntas y que auditivamente lastimaron mucho, pero más me marcaron en el corazón.

Solía tener un padre que tuvo muchísimo miedo. Miedo a abrirse, miedo a dejarse ser comprendido y miedo a su soledad. Naturalizó su soledad, al punto de casi mecánicamente preferirla.

Solía tener un padre funcional, no ideal. No estaba ni cerca de serlo y yo, claro está, estaba lejos de ser su hija soñada. Con el tiempo éstas cosas me han durado, las he pensado mucho y las he trabajado en terapia aún más; pero sé muy bien que ese padre que solía tener, actuó como pudo en consecuencia al enorme miedo que sentía y que muchas veces era más fácil agredir que tratar de entender o sanar.


Ahora sé que tengo un padre que encastra conmigo y que sabe muy bien que tiene mil errores que quiere solucionar y por suerte sabe que puede tener mil un virtudes. Quizás nunca he hablado con él de cosas que me han lastimado o hecho llorar en momentos de mi adolescencia inminente, pero sé con claridad que aún puedo contárselas. Sé que quiere mejorar, que quiere estar en paz consigo mismo. Cansa muchísimo estar alejando a todos y enojarse todo el tiempo. Así lo percibía yo, con mucha agresividad guardada y ese eco de cosas que él no sabía poner en palabras, lo heredábamos nosotros, casi a la marchanta.

Si bien los lazos son sanguíneos y muchas veces uno decide crear o no un vínculo, no está demás y nunca es tarde para querer conocerte. O reconocerte.
A veces uno se conoce por segunda vez.
Si me voy a quedar sin aire, que sea por reírme de algo gracioso que alguien dijo. Tan gracioso que sienta necesario el hecho de tener que tumbarme al piso para recobrar el aliento.

Si me van a caer lágrimas, que sea porque somos amigos hace mucho y lo logramos. Logramos estar felices y tu felicidad es casi tan plena como la mía y que vos puedas sentir lo mismo con respecto a mi.

Si voy a sentir que me falta el aire, que sea porque me quedé estupefacta viendo uno de los paisajes más lindos. Esos que te dejan levitando y con la mente volando. O, ¿por qué no?, un abrazo de esos que están llenos de "te extrañaba", que me arranquen los suspiros de mis pulmones y que no quiera hacer otra cosa más que reposar en ese momento, en esos brazos.

Si voy a quedarme sin palabras, que sea por escucharte y por comprenderte. No para tratar de responderte algo más inteligente y que te deje herido, lleno de tristeza.

Si me voy a quedar con todas éstas condiciones, que sea llena de vida.


Aún sigo deglutiendo la última sesión psicoanalítica y a veces me hago agua por doquier.
Estoy muy sensible y todo me lastima el doble, me hace llorar y los abrazos son la mejor de las curas. 
Estoy empezando a aceptarme. De a poco estoy queriendo salir de mi.
Me tuve tan latigada, maltratada y dejada de lado que me resulta dificil entender que hay un mundo mejor, lleno de amor y afecto.

Hay días que tengo más fuerzas que otros. Hay días en que tengo más fe que otros, pero son días. 
Ojalá dentro de poco mire para atrás y vea con alegría y mucha gratitud todo ésto que me ayudó a superarme y a entenderme un poco más. 

Hace poco tuve la suerte de ir a visitar a mi amiga que vive en Ayacucho y me realizó un test para saber que tipo de inteligencia tenía. Casualmente la mía era la Musical y lo único que me faltaba para poder cumplir mis sueños y empezar a hacerlos reales era el Valor. Tiré los dados y eso me dijeron. 

Me pareció super sorprendente como algo completamente librado al azar, dijera algo que a mi me venía faltando hace tanto. 

El punto es que estoy tratando de adquirirlo. De a poco pero intentando siempre. 
Quiero ser libre. 
Quizás, con el tiempo, te tenga que agradecer a vos.
Sí, a vos.
A vos que llegaste en un paracaídas y pese a los cactus, aterrizaste.
Creo que una de las cosas más difíciles debe ser tratar de dar el primer paso.  Lo tratas de medir a primera vista y pareciera que hubieran kilómetros y kilómetros de distancia. Si, visto desde la mirada de una hormiga.
Buenas noticias resultaron ser al percatarte que ese abismo que te separaba de ese acto de valentía, terminó siendo una zancada y todo ese miedo que fue aire para inflar el pecho porque a lo hecho.
Hace mucho tiempo que no sentía tanta curiosidad. Saber de alguien, conocer a ese alguien.
Finalmente, luego de tanto tiempo, ese momento llego sin tocar la puerta. Ahí, donde había un baldío lleno de yuyos, creció una pequeña flor que me llenó de incertidumbres pero de las lindas; esas que se necesitan de un otro para ser resueltas. Preguntas que hacen que te escriba para saber cómo estás o sólo para saber que te encontras del otro lado taciturno. Ese ta te ti tácito que sentencia que la suerte es loca y al que le toca, le toca. Me tocó querer conocerte y no quiero guardarme nada.
Lo bueno, y casi excelente, de escribir es que yo le agrego las comas, puntos seguidos y finales donde se me da la gana. Borro, agrego, subrayo, tacho y vuelvo a empezar. ¿Me explico?.
Todas las veces que ahí estuviste, en mi habitación, esperando atento a escuchar lo que sea que tuviera para decirte.
Todas esas veces en las que te preparé la cena porque sabía que vendrías a comer conmigo a sabiendas que comerías ensalada porque yo vivo eternamente a dieta.
Las veces que habremos salido a tomar unos mates en lo que caminábamos y la noche se acrecentaba. Esos abrazos, mimos y ver películas, True Detective, la música reproducirse.
Esperar conmigo el colectivo.
Me preparabas la cena cuando los roles se invertían y era yo la que esperaba el plato con aquella elaboración casera ya sentada.
Sí, todas esas veces. Todas esas veces te vi igual, salvo hoy.
Ahora te veo con los mismos ojos pero con mucho más cariño.
Tengo miedo. Mucho.
Pero discúlpame, tus labios me dijeron que al menos lo intentara.




Fragmento del 29/09/2015.
Ahora quiero subirlo.
Buenos Aires, lluvioso, Martes. Mi casa. La ventana hacia mi patio.

"Resultó que al final, era una muchacha muy simpática. Me gusta su humor, es raro. Casi nadie lo comprende pero de alguna manera a mi me divierte. Bah, no sé. No estoy acostumbrado a ese tipo de notas ácidas en mis relaciones pero quizás por eso me resulta cautivante, lo desconocido, lo por conocer.
Ella suele estar callada pero eso es sólo hasta que entra en confianza. Le cuesta entregarse o por lo menos eso creo... No, no es eso. Creo que es porque tiene rasgos duros y suelo pensar que está enojada cuando en realidad puede que sólo esté pensando.
Creo que hice bien en insistir o por lo menos, intentar conocerla. Me gusta caminar a su lado y que ella quiera quedarse caminando al lado mío. Compartimos cuadras, pero es increíble su habilidad para robarme sonrisas. Es tácito: la veo y sé que voy a esbozar varias de ellas".
"Está película parece más tranqui que la anterior"- dijiste en lo que te acomodabas en mi cama.
La pausé porque tenía que acomodar las frazadas y así poder seguirla mirando.
En silencio observábamos anonadados porque no podíamos entender cómo podía existir tanta maldad en el mundo; tanta gente que con sus acciones podrían repercutir tan negativamente en la vida de otros y éstos daños no les sacarían el sueño durante la noche.
Pasado el tiempo, finalmente, la película llegó a su fin. La pantalla enmudeció y los créditos no tardaron en aparecer.
En plena oscuridad, sólo tu rostro era iluminado por todas aquellas letras blancas, nombrando a todas las personas que habían simplemente actuado en aquella tira. Gente que actuó, fingió un papel y se acabó.
Te miré de reojo. Estabas callado. Tan callado que me dieron ganas de abrazarte, como si pudiera sentir el sonido de tus pensamientos.
Sabía que esa película no habría sido menos impactante que la anterior pero allí te encontrabas: vulnerable debajo de aquellas colchas que por un momento hubieras deseado que te hicieran invisible.
Te abracé. Tan fuerte como pude. Como si con la fuerza de mis brazos funcionara de pegamento para aquellos fragmentos en los que te habías convertido.
Tus lágrimas brotaban sin pedir permiso y vos las dejabas salir, dándoles la libertad que hacía tanto tiempo no conocían.

-"Todo éste dolor, tiene que significar algo. Dos veces respondiste de la misma manera ante los mismos planteos de dos películas diferentes. Ya es tiempo que le hagas frente"- te dije determinantemente en lo que acariciaba tu pelo.

-"No estoy listo aún".- sentenciaste entre sollozos.

Cuando sea que sea, los dos estaremos listos.

Permanecimos abrazados en silencio alumbrados por la luz de la notebook que nos avisaba que ya podíamos levantarnos para cocinar algo para almorzar. Si, los domingos pueden ser traicioneros pero con vos...
Me acuerdo cuándo me sometía a pequeñas citas a ciegas. Esas es las que uno, por lo general, tiene muchas expectativas y es un paquetito de nervios previo al encuentro. Una y otra vez la misma pregunta me resonaba en la cabeza: "¿Le gustaré?.
Si, ese interrogante me lo cuestionaba mi inseguridad y casi siempre mi respuesta era una negativa. Siempre no.
Por supuesto ésto con el tiempo empezó a cambiar. Mi autoestima empezó a subir y la incógnita cambió: ¿Y qué pasa si a mi no me gusta?. Bueno, fue un encare distinto con respecto a la situación. Fue necesario para poder avanzar y utilizar todos mis puntos fuertes, los que sabía muy bien en los que no me haría agua. Si bien aún perduran algunos fantasmas merodeadores, con fortaleza, estoy tratando de disiparlos. A veces aparecen sin que los llame y así cómo llegan, con esfuerzo, se van.

Me pasó también que algunos hombres se han quedado interesados en mi pero yo no he tenido el valor suficiente para decirles que no me pasaba lo mismo. Será que me he encontrado varias veces en su lugar, que sé empíricamente que estar del otro lado a veces puede ser cruel y doloroso.
De todas maneras, estos "desatinos amorosos" me han ayudado a calibrar mi búsqueda.
Está bien, casi nadie sabe lo que quiere pero implacablemente estoy sabiendo qué es lo que no.
Lo importante es que hay que atravesar las situaciones y a las personas para saber que quizás ese no era el camino, la persona o el lugar.
Después de todo, uno para llegar a un río, muchas veces tiene que atravesar varios charcos...
Hoy no quería irme a dormir con éste nudo en la garganta que se fue empelotando con el transcurso de las horas, tenía ganas de desajustarlo un poco.
Son más las veces en las que deseo abrazarte y agradecerte por todo lo que hiciste por mi, tu disposición para continuar haciéndolo y esas ganas infinitas de querer regalarme un mundo; que las que tengo de gritarte o de responderte mal.
Infinitas las veces de contarte cómo estoy y que me lo preguntes.
Me has visto en mis peores estados y en tu mirada siempre vi tus ganas de tragarte mi dolor, tu impotencia de querer solucionarme el cielo y las dudas de no saber que era lo que yo sentía, qué era lo que me producía ese mal.
Siento que yo no te pago con nada, no te devuelvo nada y creo que nada no es suficiente. No me basta.
Quiero felicidad pura a tu vida. Quiero que te enciendas y no dejes de arder, de transmitir alegría y buen humor ya que eso sos.
Sos amor, sos empatía, sos dulzura y sos tanto que nunca queres recibir nada a cambio.

Nuestras épocas se ajustan y se hacen un poco más estrechas pero sé muy bien que podremos salir de toda situación que se nos presente.

Por eso, mamá querida, hoy no quería irme a dormir sin antes recordarte lo mucho que te amo y que nada sería sin vos.

Lo que más me molestó no fue lo que me contestaste, fue que no pudieras ponerte en mi lugar.
Todos los Viernes hay reunión. Todos los Viernes se pisa el palito porque así el fin de semana lo condiciona. Se tira la chancleta y hay más carbohidratos que computadoras.
Éste método de empezar a cuidarme un poco más en las comidas, de tomar la decisión de preferir comer algo un poco más sano en lugar de una medialuna, me está costando un poquito pero aún así sigo porque veo los resultados.

Siempre es lo mismo. Piden medialunas en lo que se toman el café con leche para tratar los temas semanales que tanto nos competen.
Me molestó que ni siquiera me tomasen en cuenta.
Yo respeto que cada uno coma lo que quiera, pero ¿por qué no pueden incluir opciones un poco más saludables?

Me acerqué y con el mejor de los tonos, te lo pregunté; a lo que me respondiste en un tono de broma y medio agresivo:
"Basta, Camila. Tenes que incluirte en el grupo".
"No, te equivocas. Vos me tenes que integrar. ¿O acaso le dirías lo mismo a alguien que es vegetariano en pleno asado?.

Te reíste fuerte y te fuiste negando con la cabeza.
Como quien no quiere oír.

Sol en Géminis. Luna en Cáncer. Mercurio retrógrado. Instrospección. Pasado, pisado.
Gente que aparece oníricamente que mejor ni cruzarla...
Después de nueve pisos de esfuerzo, termino de subir las escaleras que me separan de aquél departamento. Introduzco la llave en aquella cerradura, que si bien tiene sus años, aún conserva la facilidad de apertura que logra que yo me sumerja en una burbuja de paz en un salto.
Como si fuera una coreografía, mis dedos buscan con sutileza el interruptor de luz que éste cede rápidamente regalándome la visión de las cosas, de los muebles, de la casa.

Silencio. Nada. Nadie.
Entro y cierro la puerta tras de mi.
Más silencio.

Dejé las llaves donde siempre las dejaba, en esa mesita que escoltaba la puerta y en lo que las apoyo para que reposen, pienso.
Me empapo del lugar, de su magia y de sus recuerdos.

Si, es cierto que la casa está vacía pero para mi está llena de historia.
Desde mis berrinches para pedirle una milanesa más a mi abuela o, pese a su cansancio, para que me enseñe a hacer pastafrola; hasta el famoso "¿qué me pongo hoy?", "¿el café lo queres con azúcar o con edulcorante?. Preguntas a los gritos desde un ambiente a otro porque no era novedad levantarnos a cualquier hora y desayunar en lo que nos vestíamos para salir corriendo a llegar tarde.

Recorro mentalmente cada parte y te veo a vos. Vos con ganas de olvidar. Yo con ganas de empezar. Charlando de los amores que empezaban a germinar, de esas citas llenas de promesas etéreas rebalsadas de ganas y de afecto. Me veo a mi tomando un café sentada en el living esperándote para que me cuentes todo sobre tu nuevo amor. Nos visualizo a ambas en el balcón acompañadas de Drexler, de acuerdos tácitos para abrir cervezas sin necesidad de emitir palabras. Te veo a vos acostada viendo "Nueve reinas".
Piso lleno de caucho, aroma a mate con facturas.

¿De verdad éste departamento está vacío?.
No. Para nada.
Está vacío para los oídos que no quieran ver.
Durante éstos días acá en San Rafael; me he dado cuenta de que mi miedo me ayudó a enfrentarme a otros varios miedos.Cosas que creí que no iba a hacer, las terminé haciendo.Gente que creí que no iba a conocer; concluí compartiendo un mate con ellas.


Me abrió más la cabeza, me dejó ver un panorama más amplio de las cosas y que la gente siempre es buena, pero es más noble cuando viaja. Sinónimo de cercanía, no siempre es a la vuelta de tu casa ni sinónimo de hospitalidad, lo es el asilo de una embajada.

A veces tenes que irte varios kilómetros para entender que "casa" está en cualquier lugar...

Ésto de equivocarse y de aprender sobre la marcha, no es para cualquiera, no.
Es para la gente que está dispuesta a resbalarse, a soportar el raspón y aún así, erguirse de nuevo y caminar a ciegas.

Erguirse un poco más precavido que antes, tomando ciertas precauciones para que ésta vez, el raspón sea menor y duela menos.

A eso llamo vivir. A eso llamo perder y, también, ganar.

No es el camino, no.
Son los moretones.
Suscribirse a: Entradas ( Atom )

ENTRADAS POPULARES

  • Destino azaroso.
    Y es en una fracción de segundo, lo que te toma darte cuenta que dejaste de leer los horóscopos de cualquier día. Aquél que te deparase un f...
  • El lujo es vulgaridad dijo y me conquistó
    Creo que encontrar aprendizaje entre tanto caos es una virtud. Es saber poner en una balanza lo que realmente vale la pena y sacar algo muc...
  • Segundas impresiones II
    Dejó la brecha abierta de la mini escapada hacia Ayacucho por el casamiento de mi amiga porque ese tema quiero abordar de nuevo. ¿Recuerdan...

CATEGORÍAS

  • charlas (7)
  • Cuestiones coronarias (2)
  • Curiosidades (6)
  • hábito 30 días (3)
  • Revelaciones (7)

ARCHIVO DEL BLOG

  • ►  2022 (10)
    • ►  junio (1)
    • ►  febrero (4)
    • ►  enero (5)
  • ►  2021 (1)
    • ►  junio (1)
  • ►  2020 (1)
    • ►  agosto (1)
  • ►  2019 (7)
    • ►  octubre (1)
    • ►  septiembre (1)
    • ►  agosto (3)
    • ►  junio (1)
    • ►  mayo (1)
  • ►  2018 (4)
    • ►  junio (1)
    • ►  marzo (3)
  • ►  2017 (15)
    • ►  noviembre (1)
    • ►  octubre (1)
    • ►  septiembre (1)
    • ►  agosto (2)
    • ►  junio (1)
    • ►  mayo (3)
    • ►  abril (2)
    • ►  febrero (2)
    • ►  enero (2)
  • ►  2016 (14)
    • ►  septiembre (3)
    • ►  agosto (2)
    • ►  junio (1)
    • ►  mayo (1)
    • ►  abril (2)
    • ►  marzo (3)
    • ►  febrero (1)
    • ►  enero (1)
  • ▼  2015 (18)
    • ▼  diciembre (6)
      • Vientos sur.
      • Mi padre.
      • Si.
      • Tempestad.
      • Decir sí.
      • Lucha de gigantes.
    • ►  noviembre (2)
      • Jota.
      • The brightside.
    • ►  septiembre (3)
      • Valor.
      • Él.
      • Liberación.
    • ►  agosto (1)
      • Desatinos.
    • ►  mayo (3)
      • Hoy no.
      • ¿Empatía?
      • Otoño
    • ►  abril (1)
      • El vacío es sólo una sensación
    • ►  marzo (1)
      • San Rafael
    • ►  enero (1)
      • La clave
  • ►  2014 (26)
    • ►  diciembre (1)
    • ►  noviembre (1)
    • ►  octubre (1)
    • ►  agosto (1)
    • ►  junio (7)
    • ►  mayo (4)
    • ►  abril (9)
    • ►  marzo (2)
  • ►  2012 (4)
    • ►  julio (1)
    • ►  junio (1)
    • ►  marzo (2)
  • ►  2010 (1)
    • ►  abril (1)
Con la tecnología de Blogger.
  • Página principal
Copyright 2014 · El misterio de la libélula ·.
Designed by OddThemes