· El misterio de la libélula ·

Más leche que café. No prefiero los días nublados pero aún así salgo sin paraguas. Adicción por las tazas, bay biscuits, frazadas e Invierno.

Home Archive for 2019
Hacia mucho tiempo que no se me erizaba la piel, que no la sentía vibrar junto a las caricias de alguien desconocido, sin apellido.

Persona la cual me tomaría del cabello y me lo jalaría con una sutil fuerza para hacerme jadear de placer.

La calidez desenfrenada que sentí mientras sus labios encastraban en mi cuello, bajaban dando pequeños tumbos y se volvían a imantar junto a mis labios.

Mis tetas desbordadas en sus manos pero su lengua sabía contenerlas bien, delimitándolas obedientemente, sabiendo que de allí no se escaparían.

Aquellos pequeños mordiscos en mis pezones que los hacían reaccionar de forma involuntaria, delatando en mí un estado de éxtasis. Yo gemía y mi cuerpo le hablaba, le agradecía a esta persona sin apellido. Le decía algo así como “gracias por revivirme”.
2 libros.
5 series.
4 canciones.
12 clases de piano.
25 clases de canto.

Eso logró tu ausencia.
Domingo, hoy fue un día para pasar en familia y así lo hice. Mi padre nos pasó a buscar a mi hermano, a mi madre y a mi por nuestra casa para invitarnos a comer a un bodegón en Nuñez que él aprecía mucho.
Durante el trayecto en el auto, ibamos hablando de banalidades, de cosas como para ponernos en ambiente antes de llegar al lugar para sentarnos a almorzar. Mis padres se separaron desde que yo tengo doce años. No ha sido fácil, fue bastante vertiginoso de hecho. No me resultó fácil convivir con mis padres que sentían tanto enojo conviviendo en un mismo techo. Mi padre le fue infiel a mi madre con una amiga de ella. No fue nada agradable enterarnos de ese amorío y me maravilló la templanza con la que mi madre manejó esa situación, pese a todas las mofadas que recibió de ambos en aquel momento. Ahora la veo y veo más fortaleza de la que yo a mi docena de velas podía discernir.
Me encierro en mis pensamientos, éstos que ahondan el cubículo del auto y no puedo creer que estemos los cuatro dirigiéndonos a pasar un almuerzo en familia. Sí, es mi familia pero ahora recortada.
Me resulta inimaginable ver que años atrás, éste momento recreado por nosotros el de ir a tener un almuerzo a un bodegón de Nuñez, es impensable para mi. Jamás se me hubiera ocurrido que íbamos a darnos la oportunidad de compartir una comida sin gritos de por medio, con cuotas alimenticias vacías y sin  verme obligada a tener que visitar a mi padre y dale, que te toca ir a verlo. Ahí estaba yo, eligiendo verlo.
Permanezco acá en la oficina y cada día que pasa sé muy bien que no voy a quedarme acá, que mi destino no este, por Dios que no lo sea. Revuelvo sentimientos y me asfixio acá adentro, los miro a todos pasar por el pasillo apurados para ir a reuniones, para reunirse, para buscar con quién hacerlo y yo no podría sentirme más alejada de todo esto.

De repente apareces vos, que con todas tus ideas alteradas y con tus sueños a flor de piel, queres sacarme de esta prisión de cristal. 
¿Quién te pensas que sos?
¿Pensas que podes venir a sacudirme y a proponerme viajes al Caribe?
¿Te crees que podes proponerme un empleo cantando de costa a costa?
¿No ves que soñas más alto de lo que realmente se puede?
¿No entendes que nuestro destino es depender de que el sistema no se caiga y que podamos continuar nuestras tareas robóticas?
¿No entendes que no tengo más excusas para decirte para evitarme toda esta infelicidad que siento?

"Yo me voy, estás invitada"- me dijiste con una certeza envidiable.


Hoy te extrañé.
Te extrañé bastante.
Con esto no quiero decir que usualmente no lo haga, pero particularmente hoy fue un poquito más.
No sé porqué habrá sido.
Por ahí la suba atmosférica del dólar ya que los precios disparatados nos hacían soñar con un crucero por el mar.
Posiblemente porque vi una foto que me hizo sonreír sobre la serie que nos hacía llorar de risa.
Capaz fue el risotto que almorcé hoy en la oficina, apenas guardado en un tupper que decía mi nombre, pero que la última vez estuvo servido en un plato decorado festejando algún aniversario nuestro.
Estoy segura que pudo haber sido la música nueva que estoy escuchando que me gustaría mostrarte.
Hoy me encontré con fotos de nuestra gata y eso me hizo extrañarlos. Los domingos acostados los tres.
Todo esto me pasó hoy y aún no sé porque te extrañé bastante más que ayer.
Me despertó la copiosa lluvia
Un telón que humedecía la ciudad
Finalmente llovía,
la venían pronosticado
varios días atrás
y no sucedía.

Pero no vino sola.
Trajo un viento helado
proveniente de no sé cuál sector
y mucha agua,
demasiada.

En vez de imaginarte en jogging
con esa vieja remera de los Beatles
y las medias rotas,
dándote cuenta que había empezado a llover
y que con toda esa lentitud que te caracterizaba
irías a cerrar las ventanas
para que no se empapase todo,
que probablemente la lluvia te habría agarrado
componiendo una de las tantas piezas
que quedarían inconclusas
como siempre,
tomando un café en alguna taza
de la que siempre cuidaste con recelo
o quizás una cerveza
dependiendo de cómo quedaste
luego de tu sesión de terapia de los lunes,

en vez de imaginarme todo aquello,
pensé en la gente que vive en la calle,
que no tiene medios,
que no se los dan
y sentí más pena por vos.
Que si los tenés.

Afuera la lluvia.
No paraba pero por fin llovía.
La venían pronosticando varios días atrás y no aparecía...
Creo que puedo identificar con certeza cuando fue el día que empecé a sentirlo, a amasarlo.
Fue una semana en la que no nos pudimos ver. Vos estabas con un caso hipotético en el que si te llamaban de un crucero, vos aceptarías. Vos solo. Yo te dije que obvio, que lo hicieras, que ni lo dudaras. Pero pasó que lo hipotético solo duró días y finalmente obtuviste una respuesta de esos mails que te la pasaste enviando a casillas muertas. Era la carta ganadora que te permitiría poder audicionar para estar mejor.  Entre mis felicitaciones y mejores deseos, sentí como se me estrujó el corazón y como se me nublaron los ojos.

Toda esa semana te encerraste a practicar y a practicar y a practicar, hasta que se te ampollaron los dedos, se te acalambraron las manos, te quitaban las horas de sueño y los nervios estaban a la orden del día.

Finalmente nos vimos y fue como si nos hubiéramos extraviado por separado en un desierto de arena.
Te abracé y me abrazaste y quizás fue ahí, quizás fue mientras charlamos después, quizás fue la remota posibilidad de que te fueras o quizás ya te amaba desde antes y no lo sabía.

Suscribirse a: Entradas ( Atom )

ENTRADAS POPULARES

  • Destino azaroso.
    Y es en una fracción de segundo, lo que te toma darte cuenta que dejaste de leer los horóscopos de cualquier día. Aquél que te deparase un f...
  • El lujo es vulgaridad dijo y me conquistó
    Creo que encontrar aprendizaje entre tanto caos es una virtud. Es saber poner en una balanza lo que realmente vale la pena y sacar algo muc...
  • Segundas impresiones II
    Dejó la brecha abierta de la mini escapada hacia Ayacucho por el casamiento de mi amiga porque ese tema quiero abordar de nuevo. ¿Recuerdan...

CATEGORÍAS

  • charlas (7)
  • Cuestiones coronarias (2)
  • Curiosidades (6)
  • hábito 30 días (3)
  • Revelaciones (7)

ARCHIVO DEL BLOG

  • ►  2022 (10)
    • ►  junio (1)
    • ►  febrero (4)
    • ►  enero (5)
  • ►  2021 (1)
    • ►  junio (1)
  • ►  2020 (1)
    • ►  agosto (1)
  • ▼  2019 (7)
    • ▼  octubre (1)
      • Hacia mucho tiempo que no se me erizaba la piel, q...
    • ►  septiembre (1)
      • 2 libros. 5 series. 4 canciones. 12 clases de pian...
    • ►  agosto (3)
      • Remiendo familiar
      • Permanezco acá en la oficina y cada día que pasa s...
      • 2384
    • ►  junio (1)
      • Vendaval
    • ►  mayo (1)
      • Creo que puedo identificar con certeza cuando fue ...
  • ►  2018 (4)
    • ►  junio (1)
    • ►  marzo (3)
  • ►  2017 (15)
    • ►  noviembre (1)
    • ►  octubre (1)
    • ►  septiembre (1)
    • ►  agosto (2)
    • ►  junio (1)
    • ►  mayo (3)
    • ►  abril (2)
    • ►  febrero (2)
    • ►  enero (2)
  • ►  2016 (14)
    • ►  septiembre (3)
    • ►  agosto (2)
    • ►  junio (1)
    • ►  mayo (1)
    • ►  abril (2)
    • ►  marzo (3)
    • ►  febrero (1)
    • ►  enero (1)
  • ►  2015 (18)
    • ►  diciembre (6)
    • ►  noviembre (2)
    • ►  septiembre (3)
    • ►  agosto (1)
    • ►  mayo (3)
    • ►  abril (1)
    • ►  marzo (1)
    • ►  enero (1)
  • ►  2014 (26)
    • ►  diciembre (1)
    • ►  noviembre (1)
    • ►  octubre (1)
    • ►  agosto (1)
    • ►  junio (7)
    • ►  mayo (4)
    • ►  abril (9)
    • ►  marzo (2)
  • ►  2012 (4)
    • ►  julio (1)
    • ►  junio (1)
    • ►  marzo (2)
  • ►  2010 (1)
    • ►  abril (1)
Con la tecnología de Blogger.
  • Página principal
Copyright 2014 · El misterio de la libélula ·.
Designed by OddThemes