Cosas de abuela, cosas de nieta
Cosas de abuela, cosas de nieta. Es una relación super
especial, estrecha, bilateral, secreta.
La manzana rallada siempre por la tarde, yo me sentaba con
mi sillita adelante tuyo y vos siempre con una paciencia bordada, me daba
de comer cucharada por cucharada.
Tenía mi mesita bajita donde también arrastraba mi sillita
para esperar la sopa que me traías con muchos fideos. Lo que mi abuela no sabía
es que como siempre estaba muy caliente, a mi me gustaba volcar parte de mi
jugo de naranja en el plato de sopa y así podía tomarla con mayor rapidez.
Los mates con azúcar, el pancito con manteca espolvoreado
también con azúcar.
Los tés de manzanilla que siempre me preparabas antes de
irme a dormir.
Al día siguiente, me despertaba el olor a tostadas que
invadía tu departamento con ese mate cocido exquisito que sólo le salía bien a
ella.
La merienda a la salida del cole, del trabajo. Siempre me preparaba algún budín rico o lo que sea. Nunca faltaba ese detalle tan hermoso.
Tus comidas eran amor. Nos trasmitías amor.
¿Te sirvo? ¿Querés más?
Tus milanesas a la Suiza en Navidad. Sólo las comíamos en
Navidad, te tomabas el trabajo de hacerlas a la perfección y en realidad, lo
que las hacia especiales era la ceremonia que habías armado detrás de ese
plato. Siempre las esperábamos con ansias.
Las doce pasas de uvas que nos hacías comer cuando la sirena
de los bomberos decía que había comenzado un nuevo año. Los regalos que siempre
me hacías: toallas y shampoo.
Cuando jugábamos a la escoba del quince por un peso cada
una. Vos me regalabas el peso para que yo pudiera jugar.
La alcancía que me habías fabricado donde siempre me metías ahí
moneditas.
Recuerdo cuando te llamaba por teléfono y te hacías pasar
por Manolo, me decías que era tu novio y yo siempre te creí.
Me encantaba cuando dormíamos juntas o cuando nos acostabámos a ver la Hermana Bernarda cocinar en la tele.
Te fuiste poniendo más grande y nos costaba entendernos, perdías cada vez más tu audición pero aún así lográbamos comunicarnos.
De repente yo empecé a cantar, a dedicarme a ello y un día me acerqué tanto a tu oído que me dijiste: "Qué lindo cantas."
Me emocioné, me llené de amor.
Traté de estar con vos tanto como pude, tanto como la pandemia nos permitió, y ya la última vez que te
vi, sabía que iba a ser la última.
Me acerqué tanto a tu oído y con mucho amor te dije que te
quería muchísimo.
Que ibas a estar bien, que íbamos a estar bien.
Sé que estás bien ahora. Mejor. Alegre. Con esos ojazos azules hermosos llenos de chispa.
No me canso de contarle a la gente
la relación especial que teníamos. Creo que todo el mundo lo sabía.
Puta madre.
Ya no estás.
ABOUT THE AUTHOR

Hello We are OddThemes, Our name came from the fact that we are UNIQUE. We specialize in designing premium looking fully customizable highly responsive blogger templates. We at OddThemes do carry a philosophy that: Nothing Is Impossible
0 comentarios:
Publicar un comentario