Si piensan que esta vez me voy a acobachar están muy equivocados.
Si creen que esta vez voy a tirar por la borda este amplio esfuerzo que vengo lidiando hace casi tres semanas por él, están errados.
Si optan por siempre hacerme saber cosas de su vida cuando realmente casi ni participa de la mía dejame decirte que están completamente desatinados.
Ahora es mi turno.
Mi turno de vivir para mí. De escucharme un poco más.
Dejar esos gritos ahogados que lentamente se fueron haciendo eco hasta que por fin subsistieron.
Viene Julio y con él llegan mis ganas de vivir.
Me gusta este fresco.
Me gusta este calor.
Home
Archive for
2012
"¿Viste lo qué lograste, pelotuda? ¡Todo por una botella, gorda de mierda!". Se acercó a mi como un toro enfurecido. No hizo más que mirarme de manera intimidante y amagar varias piñas que nunca vinieron a mi rostro.
No sabía que hacer, no creía lo que estaba pasando sinceramente.
Parecía salido de una película de terror en la que uno dice: "Ah, yo en su lugar haría esto o aquello". Pero esta vez fue distinto. Yo era la protagonista y realmente estaba paralizada ante ese horror. Me quedé anonadada cuando mi mirada se fijó en su cara. Pude ver en sus ojos rojos una ira incontenible que simulaba no tener fin. Refunfuñaba cuál toro y murmuraba palabras dolientes y agresiones constantes hacia mi persona.
Dagas salían de su boca.
Dagas que de a poco me fueron cortando hasta que finalmente me dejaron seca. Seca de afecto, de compasión y de comprensión.
Dagas que me apagaron.
Le pedí por favor que se fuera y así lo hizo. Tras unos golpes a la puerta de su cuarto sin motivo alguno y gritos con palabras irrepetibles, cerró de un golpazo la reja y se dirigió sin rumbo aparente. Me costó varios segundos tratar de memorizar el detonante de toda la situación. El por qué de su reacción y sinceramente aún no consigo entender. Sólo sé que la herida en mi dedo pulgar no dejaba de sangrar y que mis ojos no paraban de fabricar lágrimas, llenando caudales de heridas con profundidades casi inhabitables.
Parecía salido de una película de terror en la que uno dice: "Ah, yo en su lugar haría esto o aquello". Pero esta vez fue distinto. Yo era la protagonista y realmente estaba paralizada ante ese horror. Me quedé anonadada cuando mi mirada se fijó en su cara. Pude ver en sus ojos rojos una ira incontenible que simulaba no tener fin. Refunfuñaba cuál toro y murmuraba palabras dolientes y agresiones constantes hacia mi persona.
Dagas salían de su boca.
Dagas que de a poco me fueron cortando hasta que finalmente me dejaron seca. Seca de afecto, de compasión y de comprensión.
Dagas que me apagaron.
Le pedí por favor que se fuera y así lo hizo. Tras unos golpes a la puerta de su cuarto sin motivo alguno y gritos con palabras irrepetibles, cerró de un golpazo la reja y se dirigió sin rumbo aparente. Me costó varios segundos tratar de memorizar el detonante de toda la situación. El por qué de su reacción y sinceramente aún no consigo entender. Sólo sé que la herida en mi dedo pulgar no dejaba de sangrar y que mis ojos no paraban de fabricar lágrimas, llenando caudales de heridas con profundidades casi inhabitables.
Entendí que no siempre es invierno
Entendí que ser linda no es sinónimo de ser delgada.
Comprendí que posiblemente a tu lado no hubiera sido ni la cuarta parte de feliz.
Concluí con que quizá los amores y las obsesiones te terminan golpeando, dejan moretones y marcas en las rodillas, pero más sangran en el alma.
Valoré mucho más la esencia de uno, lo que nos hace libres y diferentes antes que el ropaje que decidamos usar.
Y sé que la inmadurez no tiene limites.
Que si una vez un humano llego a la luna definitivamente el cielo no lo es...
Entendí que ser linda no es sinónimo de ser delgada.
Comprendí que posiblemente a tu lado no hubiera sido ni la cuarta parte de feliz.
Concluí con que quizá los amores y las obsesiones te terminan golpeando, dejan moretones y marcas en las rodillas, pero más sangran en el alma.
Valoré mucho más la esencia de uno, lo que nos hace libres y diferentes antes que el ropaje que decidamos usar.
Y sé que la inmadurez no tiene limites.
Que si una vez un humano llego a la luna definitivamente el cielo no lo es...
Viendo todo desde una perspectiva un poco más lejana, me atrevo a decir ciertas cosas.
Primero en principal quiero dejar en claro que, si bien ha pasado mucho tiempo desde la última vez que escribí, quiero continuar con el tópico anterior.
Hombres.
Amigos.
Chongos.
*inserte palabra aquí*
Obviamente que desde que tuve algunas experiencias erradas con respecto al amor uno trata de no anclarse, de no permanecer estancada ante esa relación y claramente, continuar con otra cosa.
Pero he aquí el problema que se me presenta.
Mis relaciones/relacionamientos con distintos individuos no suelen perdurar.
He llegado a la conclusión de que posiblemente este teniendo un especie de karma que de cierta forma me quiere hacer aprender cosas que quizá antes no lo hice.
Pero bueno. Las situaciones suelen darse naturalmente.
Yo llego a un lugar.
Empiezo a entablar una conversación con el sexo masculino, quizá nos damos algunas caricias. Nos halagamos un rato diciendonos: "Posta que me caíste re bien" o "Que bueno que nos hablamos che! Posta!"
Intercambiamos números telefónicos, Facebooks, PIN's y listo.
Todo eso bastó para que yo no sepa nunca más nada de esa persona.
Cabe aclarar que soy muy orgullosa y que por mi cabeza no se cruza ni cruzará la simple idea de invitar yo a salir.
Aunque bueno, debería reconsiderar esa idea y comenzar a dejar de pensar tanto.
Después de todo, no es tan terrible.
Primero en principal quiero dejar en claro que, si bien ha pasado mucho tiempo desde la última vez que escribí, quiero continuar con el tópico anterior.
Hombres.
Amigos.
Chongos.
*inserte palabra aquí*
Obviamente que desde que tuve algunas experiencias erradas con respecto al amor uno trata de no anclarse, de no permanecer estancada ante esa relación y claramente, continuar con otra cosa.
Pero he aquí el problema que se me presenta.
Mis relaciones/relacionamientos con distintos individuos no suelen perdurar.
He llegado a la conclusión de que posiblemente este teniendo un especie de karma que de cierta forma me quiere hacer aprender cosas que quizá antes no lo hice.
Pero bueno. Las situaciones suelen darse naturalmente.
Yo llego a un lugar.
Empiezo a entablar una conversación con el sexo masculino, quizá nos damos algunas caricias. Nos halagamos un rato diciendonos: "Posta que me caíste re bien" o "Que bueno que nos hablamos che! Posta!"
Intercambiamos números telefónicos, Facebooks, PIN's y listo.
Todo eso bastó para que yo no sepa nunca más nada de esa persona.
Cabe aclarar que soy muy orgullosa y que por mi cabeza no se cruza ni cruzará la simple idea de invitar yo a salir.
Aunque bueno, debería reconsiderar esa idea y comenzar a dejar de pensar tanto.
Después de todo, no es tan terrible.
Suscribirse a:
Entradas
(
Atom
)