Segundas impresiones II

Dejó la brecha abierta de la mini escapada hacia Ayacucho por el casamiento de mi amiga porque ese tema quiero abordar de nuevo.
¿Recuerdan que les comenté que le había pedido a una amiga mía si podía acompañarme al viaje?
 Bueno, de ella quiero hablar.

Cuando le dije a Yanina si quería acompañarme ella accedió sin ningún tipo de reproche, lo cuál me sorprendió bastante porque ella no había tenido mucho contacto con la futura novia y, conociéndola a Yani, pensé que su timidez sería un impedimento para abordar una situación así pero, aún así, vino.

Las cinco horas en el micro se pasaron realmente rápido: mate va, mate viene, risas estruendosas, siestas intermitentes y escuchar la misma canción una y otra vez.

Siempre tuve un acercamiento muy especial con ella: ademas de ser compañeras en la secundaria, nos hicimos muy amigas por aquellos tiempos. Recuerdo de invitarla muchas veces a comer a mi casa luego del colegio o de encontrarnos para ir a tomar mates al río y andar en bicicleta para terminar cayéndonos por querer llevar una a la otra.

Si bien siempre que viajamos fue con nuestro grupo de amigos, este micro viaje en particular iba a ser distinto: esta sería la primera vez que nos iríamos sólo nosotras dos.

 "Claro, eso no es un problema."-me decía a mi misma- "¿Cuál es la inquietud si tenes varios años de vida compartidos con ella?

Nunca había estado varios días a solas con ella y viste cómo es ésto de la convivencia. Nuestros caracteres son bastante particulares y las probabilidades siempre son dos: te puede salir todo bien y volver más unidas que nunca o probablemente no querer verla por tiempo indeterminado.

Puedo enumerar varios momentos en los que me sentí feliz de haberla elegido a ella para que me acompañara en tal excursión pero solamente les voy a regalar dos:

Durante el festejo del casamiento ya consumado, el cual tuvo lugar en una quinta, la recién casada, tomó unos globos con forma de corazón y nos pidió a los invitados que nos acercáramos para tomar uno cada uno:

"Les voy a pedir que visualicen ese objetivo, esa meta o simplemente, eso que quieran soltar; cierren bien fuerte los ojos y suéltenlo. Así se ira volando sin rumbo aparente ya sea para que ese sueño se cumpla o para finalmente puedan desprenderse de ese algo."

Agarré mi globo.
Cerré los ojos muy fuerte y pensé en toda la situación que yo estaba atravesando con mi ex. Mi ex amigo, mi ex intento de novio, mi ex confidente; y finalmente fue ahí cuando me percaté del distanciamiento real, de la pérdida que estaba atravesando. No sólo me solté del globo sino que también me quise deshacer de todo ese sufrimiento y dolor. Yo a él lo quería demasiado y querer demasiado también significa poder soltar. Me di cuenta primero de mi nudo en la garganta antes de las lágrimas que se querían escapar de mis ojos.

Casi por ponerme a lagrimear, busqué a Yani entre la multitud.
Ahí la vi, cerca de un árbol. Estaba tan linda vestida con un vestido hermoso que le habíamos regalado todos para su cumpleaños, tan radiante que estaba y sostenía muy divertida su vaso de cerveza.
Lo único que atiné a hacer fue a abrazarla bien fuerte y recién en ese momento me hice agua. Largué esas lágrimas que no hacían más que demostrarme el dolor materializado que yo venía callando. No sé cuanto tiempo permanecí abrazada a ella pero cuando sentí que había un tiempo más que suficiente, me despegué y la miré a los ojos. Ella también estaba llorando.

"¿Por qué lloras? - le pregunté.

"Por vos" - me respondió- "Intuyo que fue lo que pensaste cuando soltaste el globo y todo lo que se te debió pasar por la cabeza".

La empatia que difícilmente se puede construir en la amistad, que alguien pueda ponerse en tus zapatos y vos poder hacer lo mismo con los de ella; llegar a tal conexión al punto de compartir su felicidad o sufrir sus tristezas. Eso más que una amistad es una hermandad.

Y ahora, como sé que eventualmente lo vas a leer, quiero dirigir este escrito directamente a vos.
¿Te acordás de esa noche allá en Ayacucho?.
 ¿Cuándo fuimos a Gulliver a comer unas pizzas con cervezas y que cuándo decidimos volver nos pedimos un remis que atravesó el campo en plena oscuridad? ¿Te acordas que ninguna de las dos habló?

Ese momento silencioso y acuerdo tácito que ambas nos permitimos, fue mágico.
Yo sabía que no debía hablarte sino que tenía que dejarte sola con tus pensamientos en lo que mirabas el cielo y te maravillabas con la infinidad de estrellas que se mostraban y vos hiciste lo mismo. Me dejaste mirar lo mismo que vos, abstraída por mis pensamientos, manteniendo esa conexión. Ese lazo.

Estoy deseosa de que nos volvamos a ir, ¿sabes?
Mereces todas estas cosas buenas que te están pasando, las que aún no llegan pero que pronto lo harán y las que vos misma generas.

Espero poder seguir acompañándote para festejar tus victorias y pelear tus tristezas.

Te amo, amiga. Nadie mueve las caderas como vos.





Share this:

ABOUT THE AUTHOR

Hello We are OddThemes, Our name came from the fact that we are UNIQUE. We specialize in designing premium looking fully customizable highly responsive blogger templates. We at OddThemes do carry a philosophy that: Nothing Is Impossible

0 comentarios:

Publicar un comentario