Los banquitos

El sábado pasado tuve la suerte de ver a mi amiga de Ayacucho ya que vino para Buenos Aires a ver un festival de Gospel. La acompañé porque me resultó algo inusual y además siempre quise ver un coro de esos ya que casualmente siempre tuve la típica imagen de iglesia negra neoyorquina y todos los cantantes que conformaban el coro tenían unas voces increíbles.
Estábamos sentadas muy cerca del escenario hablando de banalidades mientras esperábamos a que comenzara el espectáculo cuando de repente se acordó de algo que me quería compartir.


-"¡No sabes!, resulta que el otro día estábamos hablando con Facu y se me ocurrió contarle un cuentito que me habían transmitido hace poco. Desde que se lo conté, no te das una idea de como cambiaron las cosas en casa." - ella siempre con su sonrisa tatuada y con un brillo en sus ojos era más que obvio que yo estaba deseosa de escuchar ese relato.

-"Es así" - empezó diciendo- "Sixto Martínez cumplió con el servicio militar en un cuartel de Sevilla. En medio del patio de ese cuartel, había un banquito y junto a ese banquito, un soldado hacía guardia.La guardia se hacía porque se hacía, noche y día, todas las noches, todos los días, y de generación en generación los oficiales transmitían la orden y los soldados la obedecían. Nunca nadie dudó, nunca nadie preguntó. Si así se hacía, y siempre se había hecho, por algo sería. Y así siguió la tradición hasta que alguien, no sé qué general o qué coronel, quiso conocer la orden original: hacía treinta y un años, dos meses y cuatro días, que un oficial había mandado a montar guardia junto al banquito, que estaba recién pintado, para que a nadie se le ocurriera sentarse sobre la pintura fresca".

Moraleja:
¿Cuáles son las cosas que ya damos por sabidas que no nos interesa escarbar?
¿A que sentimientos/sensaciones/pensamientos les hacemos guardia?
Será que estamos tan estructurados con rasgos de nuestra personalidad que ya es "obvio que somos así" y que ¡¿cómo vamos a cambiar a esta altura del partido?!.

Bueno, no. Error.

Lo bueno de ser conscientes de nuestros banquitos es que siempre podemos cambiarlos.
Yo, por ejemplo, era una persona muy fría. Doy y dan por sentado que soy un ogro con carácter y chinchudo. ¿Por qué?.

Distintas cosas que me fueron sucediendo con el paso del tiempo han logrado romper de a poco con mi coraza hasta llegar a este centro lleno de ternura y amor para dar. Posiblemente ésta facilidad que tengo para con algunos, me resulte una discapacidad para con otros.

A veces no puedo entender como la gente no puede ser capaz de querer, de demostrar, de brindar y de expresarse con la facilidad que algunos tenemos.

Así estoy: aprendiendo, chocándome, cayéndome, lastimándome y volviéndome a parar.
Tengo que aprender a respetar los tiempos de todos. Debo lograr entender que cada uno puede dar de la manera en que puede y no tengo que juzgar si no recibo de la misma manera ni mucho menos enojarme por ello.

Después de todo y la gracia de ésto, no es destruir los banquitos; sino barnizarlos para pintarlos del color que más nos guste.

Share this:

ABOUT THE AUTHOR

Hello We are OddThemes, Our name came from the fact that we are UNIQUE. We specialize in designing premium looking fully customizable highly responsive blogger templates. We at OddThemes do carry a philosophy that: Nothing Is Impossible

0 comentarios:

Publicar un comentario