Sepia

"No te cases", me dijo. Dejó la medialuna a un lado y me clavó sus ojos celestes. "Si volviera a elegir, no lo haría", sentenció.
No me esperaba esa declaración, para nada. Me tomó por sorpresa. No esperaba nada de lo pasó luego. Simplemente dí por sentado que sucedería lo mismo de siempre: iría a su casa, hablaríamos del clima, nos quejaríamos de los aumentos exacerbados de las cosas y todo bajo el ruido de fondo de la televisión.

Me acerqué a su oído, para preguntarle y para que me escuchara mejor. El audífono nuevo no era del todo eficiente y lo mejor era eso, acercarme a ella y hablar así.

"¿Por qué decís eso, abuela?"

"Si vos supieras verdaderamente la historia de tu abuelo..."

"¿Qué pasó con el abuelo?". Me separé de ella y la miré profundo. Nunca hablaba de él, no así con esa naturalidad ni con esas ganas, veía en sus ojos un brillo vacío. Ella quería contarme algo, algo inmenso y fue guiando la charla para que a mi me fuera fácil preguntar.

"Yo siento que el abuelo nunca se enamoró de mi. Siempre pensé que tu abuelo se casó conmigo por miedo o por obligación."

"¿Por miedo? ¿Por qué pensas eso?"

Se acomodó mejor en su silla y en lo que lo hacía, se aclaró la garganta.

"Creo que tu abuelo siempre me quiso para satisfacer sus necesidades. Yo no lo sentía conmigo, lo veía, vivíamos juntos y demás; pero lo que se dice amor, nunca me llegó eso de él".

Traté de sacarle esa idea remota de la cabeza, es duro tener la edad que ella tiene y pensar esas cosas con tanta firmeza, pero también yo sentía que era la primera vez que se estaba abriendo con alguien, que le era sumamente difícil decirme lo que me estaba diciendo. Sus lágrimas no tardaron en aparecer y yo luchaba contra las mías, para que no se mostraran ante ella y mierda que traté.

"Tu abuelo era bastante mano larga. Estuve con él por primera vez a mis catorce años". Se quedó callada unos segundos mirando a la nada.

Desde lo más profundo de mi ser sabía muy bien para dónde iba direccionada la conversación por eso rápidamente le pregunté si ella había querido estar con él sexualmente hablando, a lo que me respondió que no.

"Abuela, ¿le dijiste que no y aún así..."

"Sí."

Ambas rompimos en llanto y no podía hacer otra cosa que abrazarla y llorar.

Me acerqué a su oído, tratando de no sollozar más.

"Nunca se lo contaste a nadie, ¿no?"

"Te lo estoy contando a vos. Sos la única".

La miré a los ojos.

"Gracias por contarme"

Abuela, si supieras que mi generación, aún hoy, lucha para que la gente entienda que un No es un No.

Tengo 26 años, ella 95. y creo que ayer fue la primera vez que conocí a mi abuela.

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